No llamareis a lxs diosxs si no lxs vas a recibir.
Podría encargarle unas zanahorias mientras crecen las que tengo plantadas. Me gustan más las que compro que las que cosecho, pero a mis manos les gusta entrar en la tierra. Son mis manos las que arrancan todo y se lo llevan a la boca. No importa si está limpia o cruda. El sabor de esta tierra es distinto al sabor de la tierra de Canadá, y para qué decir el pan que viene en bolsa.
Desde tan lejos con frutos blandos y transgénicos, desinfectados quizás en cuántas fronteras. Mis manos habrían llegado lejos. Cuánto debería importarme a dónde llegar... se humedecen no más y aparecen en cualquier hectárea quitando los frutos que todavía merecen crecer. A lo mejor están muy apretadas y les que poco espacio para crecer.
El día que coseche una zanahoria con un considerable tamaño y me haga una ensalada con limón, podré morir en esta tierra, y si se quiere nunca más poder cultivar. Mis huesos se preguntarán y encargaré nuevos frutos. 0 la sequía será tan grande que no me quedará saliva para pronunciar palabra ni deseo.
Podrá derretirse toda la nieve cubierta. Podrá dejar de amanecer o ser de día para siempre. A lo mejor siempre pienso en lo peor, en posibilidades que no existen. Podrá derretirse y salir a la luz todo lo que he sembrado. Volvería a quedar sin palabras-volvería a quedar sin final.
⇄ Texto construido durante la última "Jornada de escritura y actuación"
convocatoria y realización de Ricardo Montt y Juan Pablo Troncoso.
Los días Miércoles de Abril de 2020, vía zoom.
❤
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